
En esta ocasión no sería exacto afirmar que el equipo de Maradona jugó mal, por una simple razón, directamente no jugó, excepto cuando el local lo dejó. España lo superó en todos los sectores de la cancha y expuso lo que significa trasladar la pelota a la vez que se generan espacios. De la mano de sus volantes hizo lo que quiso con la dupla Mascherano-Gago, quienes no pudieron contener a Xavi ni a Iniesta en ningún momento.
Argentina, por su parte, se dedicó a tratar de manejar el balón, aunque sin criterios ofensivos en la mayoría del tiempo. La poca conexión que hubo entre los volantes y los delanteros fue realmente notoria, sobre todo el primer tiempo.
Esta fue la primera prueba de lo que puede llegar a tocarle al equipo nacional en Sudáfrica 2010 y el resultado fue preocupante. No porque se haya perdido, sino por la forma. Sin dudas, los tiempos se acortan y las excusas ya no corren. El equipo no juega, no toca, no crea espacios y no es ser mala leche, como se está diciendo últimamente, es ser realista.
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