
Por primera vez en la historia de los Mundiales un país africano fue elegido para ser anfitrión de la Copa del Mundo. Trece ediciones y ochenta años tuvieron que pasar para que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) se decidiera a otorgarle la chance de organizar la cita más importante del fútbol mundial. De todas formas, sea donde sea, el Mundial mueve millones de dólares antes, durante y después de cada edición.
Más allá del evento deportivo en sí, la Copa del Mundo esconde cifras exorbitantes a nivel económico. Muchos creen que es un gran riesgo, pero los resultados están a la vista y las garantías son muy grandes. Las marcas multinacionales más importantes invierten millones de dólares en publicidad y la lucha por sponsorear a las selecciones o al evento mismo manejan cifras impensadas.
A cualquier empresa del mundo le gustaría estar asociada a Adidas, Coca-Cola, Visa, Sony, Hyundai Kia Motors y la aerolínea Emirates, pero sólo la FIFA cuenta con ese privilegio. Además, para la Copa del Mundo se suman patrocinadores como Budweiser, Castrol y Mc Donald’s, entre otros, aparte de los sponsors locales en cada país y continente. Esto no debería ser muy sorpresivo si tenemos en cuenta que los mejores jugadores del deporte más popular del planeta se reúnen en el evento futbolístico más importante y, detrás de cada uno de ellos, existe un enorme negocio paralelo en lo que al marketing se refiere.
Si bien los sponsors pagan millones de dólares a la FIFA, en los Mundiales, al igual que en la mayoría de los grandes eventos deportivos, lo que más plata deja es la venta de los derechos televisivos. En Corea y Japón 2002 los derechos se vendieron a 800 millones de dólares. Para esta nueva edición de la Copa del Mundo el Director de Televisión de la FIFA, Niclas Ericson, anunció, en abril de este año, que la entidad máxima del fútbol mundial recibirá 2.100 millones de euros. Esta cifra supera ampliamente lo recaudado en Alemania 2006 -1.200 millones de dólares-, pero se espera que para la Copa del Mundo de 2014 se reciban alrededor de 2.800 millones.
Es cierto que los números parecen ser bastante exagerados para cualquier mortal, pero si tenemos en cuenta que los 64 partidos que se llevan a cabo en un Mundial ocupan 5.760 minutos de aire tal vez no lo sean tanto. A todos esos minutos debemos sumarle la previa de cada partido, más el post partido, más programas en donde sólo se hable de la Copa del Mundo, más algún alargue y penales en caso de que los hubiera, más noticieros, más partidos que se emiten en vivo y luego pasan la repetición. La lista sería interminable.
En Alemania 2006 los canales deportivos -TyC Sports, Fox Sports, ESPN e ESPN+- armaron una cartilla de programación que prácticamente ocupaba las 24 horas con programas relacionados al Mundial. Además, los canales de aire -Canal 13, Telefé, América, Canal 9 y Canal 7- se sumaron para transmitir los partidos de Argentina y cada uno de ellos tuvo su propio equipo de trabajo en vivo y en directo desde Alemania. Esta claro que ninguno puede escaparle a este fenómeno que acapara la mirada de todos.
Para Sudáfrica 2010 ya se anunció que Canal 7 será el encargado de transmitir, junto a Radio Nacional, en vivo y en directo todos los partidos de la Selección Argentina de Fútbol.
Seguramente, todo esto fue impensado cuando Jules Rimet se decidió a llevar a cabo la primera Copa del Mundo, allá por 1930 en Uruguay. El paso de los años le fue dando mayor jerarquía y los medios se encargaron de hacerlo cada vez más masivo. Recién en Suiza 1954 se pudo televisar por primera vez y cuatro millones de personas de ochos países de Europa tuvieron el privilegio de poder verlo. Sólo 54 años después, en Alemania 2006, alrededor de 200 países siguieron las transmisiones de los partidos en vivo y en directo. Si tenemos en cuenta que participan sólo 32 selecciones estamos hablando de un total de aproximadamente 168 países que siguen el Mundial sin ser protagonistas directos.
La Copa del Mundo de Alemania fue presentada por la FIFA como “el Mundial de los medios”, al igual que el Mundial disputado en Francia en 1998. En este caso no debemos pensar que la FIFA o su mandamás, Joseph Blatter, nos están engañando de alguna manera y no se percataron de su repetición. La tecnología no para de crecer y los medios, tanto televisivos, radiales y gráficos lo aprovecharon al máximo, es por eso que, mientras la tecnología siga a este constante ritmo de crecimiento, cada una de las ediciones de la Copa del Mundo será “el Mundial de los medios”. Pero, ¿qué le queda entonces a las futuras transmisiones mundialistas? Aunque parezca mentira en sólo cuatro años, de 2006 a 2010, los cambios son abismales. Seguramente, el mayor responsable de todo esto sea Internet como herramienta de un constante crecimiento de la globalización. Hoy por hoy, Internet es una necesidad básica para cualquier medio de comunicación, es poder establecer una comunicación o conexión de tipo personal, laboral, directa o indirecta en vivo desde cualquier parte del planeta. Sin lugar a dudas todo esto será llevado a la máxima potencia por cada uno de los que transmita el Mundial.
Si bien en Alemania 2006 Internet fue el principal protagonista en cuanto a medios se refiere, en Sudáfrica 2010 será el turno de los celulares de ocupar ese rol. Cientos de miles de aficionados de todo el mundo podrán seguir los partidos, las jugadas más destacadas y la información de último momento del Mundial a través de sus celulares, por primera vez en la historia, sin importar donde se encuentren.
Alguna vez Joseph Blatter reflexionó y dijo: “Estamos en posición de decir que el valor del fútbol en el mercado internacional es muy alto". De eso seguro que no cabe ninguna duda. Año a año y Mundial tras Mundial las recaudaciones son más grandes. Es un crecimiento constante que pareciera no tener límites. Esa falta de límites que se vive sólo una vez cada cuatro años y es incomparable, tanto en lo sentimental como en lo económico.
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